A finales del pasado año tuvimos las primeras sesiones de trabajo con los dos grupos de estudiantes del Institut Bellvitge con los que hemos estado desarrollando a lo largo de los últimos meses un proceso de investigación artística que hemos dado en llamar Cartografies en moviment (aquí presentábamos la iniciativa).
Estas primeras sesiones de trabajo se plantearon como una toma de contacto con la idea de representar gráficamente una información determinada: Al final de la presentación del proyecto -que tuvo lugar unas semanas antes- pedimos a lxs alumnxs que trajesen a la siguiente sesión un objeto con el que se identificasen.
Durante la primera parte de esta sesión analizamos colectivamente los objetos que habían traído, en base a cuatro preguntas propuestas: 1. ¿Qué es? (Una descripción nominal: un collar, una manta, unos guantes de boxeo, un peluche, una espumadera, etc, etc 2. ¿Para qué sirve o qué función cumple? (Para qué se usa y cómo funciona). 3. ¿Con qué otros objetos se ensambla, a qué otros objetos se agrega, se acopla, con qué otros objetos funciona, se relaciona o se combina? (de forma estrictamente mecánica -física- o de forma simbólica) y 4. ¿Qué dice de ti el objeto? (Qué imagen da de ti el objeto, qué cuenta de ti a los demás o cómo es percibido por los demás en relación a tu persona).
Una vez cada estudiante hubo respondido individualmente estas preguntas, pusimos en común las respuestas y las debatimos. Durante el diálogo aparecieron cuestiones muy interesantes sobre nuestra relación con los objetos, y en especial aquellas de carácter simbólico o afectivo (entre otras aquellas que nos incluyen o nos asocian a un colectivo determinado).
De hecho durante el análisis de todos los datos expuestos sobre los objetos aportados por los grupos, aparecieron dos ejes respecto a los que se situarían los objetos (integrando los objetos físicos en la propia representación gráfica): por un lado un eje que medía la intensidad de la relación afectiva, individual, de carácter autobiográfico con los objetos, y por otro lado un eje que medía la intensidad con la que los objetos estaban asociados a determinados grupos humanos o colectivos.
Esto fue con el primer grupo, ya que el segundo llegó a conclusiones diferentes: en este segundo grupo se valoró la conveniencia de representar gráficamente el grado en que los objetos reunidos eran usados de manera acorde a la función para la que habían sido diseñados o no; por ejemplo una zapatilla que ya no era usada como tal sino como objeto decorativo, recuerdo y como soporte para la expresión artística. Por otro lado centraron su análisis en el carácter individual o colectivo de los objetos (desde una perspectiva similar a la del otro grupo) y en sus connotaciones afectivas: a qué tipo de emociones estaban asociados.
Ambos grupos comenzaron a abocetar una posible representación gráfica de los datos que habían ido apareciendo durante la conversación, y de las categorías, criterios y baremos que ellos mismos habían establecido para analizarlos.
Para la segunda sesión de trabajo pedimos a lxs alumnxs que trajesen un objeto o una imagen de algo que ellxs asociasen con el barrio de Bellvitge.