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‘Esta es una Plaza’ se queda
26.1.10


Inauguración de Esta es una Plaza. Foto: Alberto de Pedro

A finales del año pasado nos llegaba la noticia: la gente de Esta es una Plaza había conseguido la cesión temporal del solar en el número 24 de la calle Doctor Fourquet por parte del Ayuntamiento de Madrid. Desde su inicio, hace ya más de un año, este proyecto de creación de un espacio público autogestionado ha pasado por momentos críticos, especialmente cuando tras su primera inauguración en diciembre de 2008 fue arrasado por las excavadoras -podéis leer la historia completa en su blog-.

Cabría decir que, en cierta manera, la historia de Esta es una Plaza escenifica la relación, antagónica en ocasiones, y simbiótica en otras (parasitaria, dirán algunos), entre las instituciones de la administración pública y aquellos colectivos que entienden la ciudad como un espacio común. Resulta evidente la desconfianza que genera en los representantes políticos la idea de un espacio gestionado, no por la ciudadanía -ese ente abstracto y trascendente- sino por grupos de acción unidos por motivaciones diversas; y sin embargo el caso de Esta es una Plaza, sin dejar de ser inusual, no es único. Se trata de un modelo que ha funcionado en otras ocasiones, al menos temporalmente, como en el caso de Eco-Urban Network / ECObox, una iniciativa del colectivo francés atelier d’architecture autogérée, en el barrio de La Chapelle de París, o de Park Fiction en Hamburgo, por citar dos de los proyectos más conocidos. Sin embargo el modelo está siendo progresivamente regularizado en ciudades como Zaragoza, donde también el año pasado se puso en marcha el programa estonoesunsolar, gestionado por la empresa municipal privada Zaragoza Vivienda, y que propone la recuperación de espacios urbanos en desuso dentro del casco histórico de la ciudad, a través de la participación ciudadana en su gestión, y muy especialmente de las escuelas.

Pensamos que resultará interesante observar cómo se resuelven a lo largo del tiempo las tensiones entre la idea y la práctica de la ciudad como un espacio común y las de la ciudad como un espacio gubernamental; en especial desde el momento en que la negociación y el acuerdo entre los que se sitúan a uno y otro extremo de este espectro ideológico parece posible. Entre otras cosas habrá que ver hasta qué punto la tolerancia o el interés de las administraciones públicas hacia este tipo de iniciativas no encubre una estrategia más o menos consciente de cooptación y neutralización.

Pero bueno, mientras ese tipo de movidas llega o no llega, nos alegramos por el éxito conseguido por la gente que participa del proyecto y nos hacemos eco de su invitación abierta a cualquiera que desee colaborar de algún modo en Esta es una plaza.

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