Sesión de ‘puertas abiertas’ en el exterior del IES Pla de’n Boet
El desarrollo de Zona Intrusa 3 (el proyecto que «comisariamos» junto a Oriol Fontdevila para el Institut Municipal d’Acció Cultural de Mataró) llegará a un nuevo punto de inflexión este próximo viernes 26 de febrero cuando se inaugure la exposición que (aún) estamos montando en el Espai f de Mataró.
Lo contamos así puesto que la exposición pretende ser un lugar de trabajo para profundizar en los procesos de investigación colectiva que hemos intentado poner en marcha con los grupos-clase de los diferentes institutos de Mataró participantes en el proyecto. Zona Intrusa no propone a los estudiantes reflexionar sobre el arte contemporáneo, sino sobre los modos en que el arte y la cultura se relacionan en la contemporaneidad con otras estructuras, contextos y narrativas; de manera muy especial con el territorio, con los espacios públicos y con los agentes que hacen uso de ellos o que de un modo u otro están implicados en su gestión.
La cantidad de documentos gráficos y audiovisuales que han resultado de ese proceso, a pesar del limitadísimo tiempo de que disponemos para trabajar con cada grupo, es considerable (una muestra puede verse en la galería de Zona Intrusa en Picasa), y la exposición ha de servir para aglutinarlos y ordenarlos en algún sentido, de manera que puedan formar el sustrato de una publicación que se irá editando durante el tiempo que dura la propia exposición.
Una parte destacable del desarrollo del Zona Intrusa son lo que hemos dado en llamar «proyectos de extensión», y que no son otra cosa que aquellas acciones o trabajos que los grupos realizan por iniciativa propia en relación con los contenidos de Zona Intrusa una vez que el proyecto ha pasado por sus respectivos institutos. Este año han sido cuatro de los siete institutos participantes los que han puesto en marcha este tipo de «extensiones», lo que representa un aumento considerable respecto a la anterior edición. Sin embargo, varias de estas iniciativas han devuelto el discurso y la práctica de los alumnos y alumnas a la consideración de un objeto artístico autónomo que, de nuevo, se pone en relación con el territorio, bien de manera alegórica o bien únicamente porque se proyecta o se sitúa en el espacio público.
Esto es algo que nos genera inquietud y bastantes desconfianzas sobre la posibilidad de contrarrestar las limitaciones con las que parten de entrada iniciativas con las características de Zona Intrusa. Nos parece que ésta es una cuestión sustancial si consideramos los tiempos necesarios para establecer acciones educativas que sean en realidad procesos de investigación y experimentación dentro de los cuales se reconozca la autonomía, la experiencia y el conocimiento de los y las estudiantes, y de los que resulte una narración propia de sus ‘mundos de vida’ y sus ‘horizontes de expectativas’.
También puede que estas sean tan sólo dudas pre-inaugurales generadas por el estrés físico y mental, pero si alguien quiere charlar sobre el tema puede que durante la inauguración sea un buen momento para hacerlo de manera distendida. Por cierto ¡es a las 20h!.