El futuro EspaiDer proyectado por Cataqsis en base al trabajo con los estudiantes
Hace tiempo que venimos informando puntualmente de las varias presentaciones que hemos ido haciendo de projecte3* y en las que el proyecto ha sido recibido mayoritariamente con interés e incluso, en algún caso, con entusiasmo. Sacar esto a colación no es ahora un ejercicio de autocomplacencia, por el contrario, queremos ofrecer un contrapunto a las dificultades, prácticamente insalvables, con las que nos hemos encontrado durante su realización.
Muy resumidamente, projecte3* es una propuesta de LaFundició al IES Joanot Martorell en Esplugues de Llobregat para establecer junto a los estudiantes y los docentes un proceso de investigación y análisis de las disposiciones espaciales, temporales y curriculares que organizan la vida cotidiana en un instituto, y que son, a efectos de realidad, las que reproducen las relaciones de poder que se dan entre los individuos y que los atraviesan y organizan el modo en que se distribuye la legitimidad del conocimiento, la posibilidad de producirlo y, lo que es iguql de importante, la posibilidad de no reproducirlo. projecte3* proponía, además, materializar e incluso cabría decir cosificar, una propuesta alternativa a esas disposiciones, en base a la reflexión previa y a la consideración realista sobre las posibilidades de transformarlas. En la práctica esto se traduce en muchas sesiones de debate, lectura en grupo, cartografiado del espacio y análisis con los estudiantes, intentando aplicar una metodología (o casi más bien una actitud) que permitiese la colaboración y la construcción colectiva de conocimiento. Nuestra intención fue (y es) que esa propuesta alternativa se realizase íntegramente, es decir, que incluyese la construcción física de un espacio nuevo, que no sería ya más un aula y que estaría agregado y asociado al edificio principal del instituto. En este apartado contamos con la estupenda colaboración del colectivo de arquitectos Catarqsis y de Santiago Cirugeda.
Pensábamos que éste era un modo consecuente de actuar, una forma de ir a la raíz del asunto. Nos resulta ahora evidente que, exceptuando a Isabel Capdevila, Cap d’Estudis del Instituto (sin cuya comprensión y apoyo no hubiese sido posible ni tan siquiera poner el proyecto en marcha) la propuesta no fue entendida ni asumida como propia por parte de la dirección del centro. Ni siquiera tanto tiempo después como durante su presentación frente al Consejo Escolar en el cual fue aprobada la instalación de la vivienda prefabricada de 42 metros cuadrados que conformaría el embrión del futuro espacio (que acabaría siendo bautizado como EspaiDer3*). Ya durante aquel consejo, José María Primi, director del instituto y principal responsable de la cancelación de projecte3*, dejó muy claro que lo que sucediese en aquel espacio debería ser gestionado, supervisado y autorizado por el equipo docente, negando rotundamente justo lo que se acababa de proponer. Días después la dirección del centro denegaría la instalación de los módulos en el patio del instituto, tal y como se aprobó en ese consejo escolar. Los módulos se ubicaron en un descampado adyacente, supuestamente propiedad del instituto (punto que nadie en ninguna parte ha sido capaz de confirmar) con la condición de ser retirados en el menor plazo de tiempo posible; días después el director denegaba la entrada en el instituto a Santiago Cirugeda, alegando que si el arquitecto era una persona importante «él lo era más».
Son muchos los aprendizajes que, de esta forma empírica, por no decir traumática, hemos hecho sobre el funcionamiento y la organización de la educación durante estos meses de trabajo, negociación y «resistencia». Y también sobre el modo en que las políticas educativas se insertan en la vida pública en general. Posiblemente quepa destacar dos: por un lado que la organización democrática de los centros educativos no pasa de ser un ejercicio retórico y una puesta en escena, como demuestra el hecho de que la voluntad de unas pocas personas puede imponerse contra la de los propios estudiantes e incluso de los padres que apoyaban el proyecto -a pesar de los esfuerzos de la dirección del centro por «ocultar» la situación de conflicto en la que había desembocado-; más aún hemos podido comprobar cómo la administración pública, lejos de intentar mediar y buscar soluciones, de una forma irreflexiva y automatizada ha puesto en marcha toda una serie de dispositivos burocráticos que han reforzado la posición y la decisión oligárquica de una facción de la junta directiva del centro. Por otro lado hemos aprendido que la ‘innovación’, tan solicitada y cacareada desde los planes y las políticas generales de educación, es inaplicable en los centros educativos cuando supone una auténtica transformación de las estructuras que rigen su funcionamiento, aunque ésta se haga de manera experimental y como experiencia piloto.
Como decimos, sería muy larga de explicar la sucesión de situaciones delirantes en que nos hemos visto envueltos en nuestro esfuerzo por replantear el proyecto al margen del instituto como un espacio cultural y educativo gestionado por la asociación juvenil EspaiDer3*, fundada por un grupo de los estudiantes que participaron en projecte3*. Dependemos ahora de la autorización del ayuntamiento de L’Hospitalet para instalar los módulos en unos terrenos de propiedad privada, punto que por ahora no está nada claro.
Como ya anunciamos hace unos días os colgamos aquí la versión en castellano del texto publicado originalmente en inglés en el número 15 del TkH Journal, una versión en castellano que aparecerá próximamente en una publicación monográfica de la asociación Aulabierta dedicada a las pedagogías colectivas. Aulabierta es un proyecto del que ya hemos hablado extensamente en este blog y cuya existencia, pensamos, reafirma en nuestra convicción de que projecte3* no es una iniciativa utópica, absurda ni negligente.