Nos ha llegado por varias vías este texto de Stewart Martin publicado en Mute, con la indicación «os puede interesar». Y hemos de dar las gracias a nuestros informadores porque lo cierto es es que el artículo aborda una paradoja en la que estamos interesados desde hace algún tiempo: en el actual estadio evolutivo del sistema capitalista, cuando la idea de una fuerza de trabajo autónoma es altamente deseable ¿cuales son las consecuencias y cual debería ser el objetivo de una educación emancipatoria?
Decíamos en otra parte lo siguiente: «Si consideramos, como Paolo Virno sugiere, que las industrias culturales han sido un campo de pruebas para las nuevas formas de trabajo y de vida flexibles que requieren las condiciones de producción post-fordista ¿sería una idea totalmente equivocada considerar la autoeducación como un campo de pruebas de posibles soluciones a las nuevas necesidades de formación del sistema de producción actual? Esto no es, por supuesto, una llamada al conservadurismo, por el contrario, deberíamos tomar conciencia y persistir en los “objetivos emancipadores” de nuestros proyectos;».
Insistimos en que, como muy bien señala Stewart Martin, el problema reside en que la vieja aspiración de las pedagogías radicales de una educación no disciplinaria, que permita la autonomía de los sujetos, es ahora coincidente con las necesidades del capitalismo. ¿Cuales deberían ser entonces los «objetivos emancipadores» de nuestros proyectos? El autor tampoco llega a ninguna conclusión que resuelva esta paradoja o responda a esta pregunta, pero formula otra serie de preguntas que tal vez nos pongan sobre la pista: ¿debería ser entendida una educación emancipadora como una forma de autodeterminación o como una liberación de la autodeterminación?¿Debería estar libre de la sujeción -entendida como lo opuesto a la autonomía-, o ser una forma alternativa de sujeción?¿Debería la educación ser una determinación de la vida, o una emancipación de la determinación de la vida?¿Autonomía o heteronomía?
Stewart Martin apunta una idea que, aunque sea un poco tramposa, nos resulta sugerente: en el momento en que todos los aspectos de la vida han quedado subsumidos en el capitalismo, incluidos los sistemas educativos, el capitalismo puede ser entendido como una pedagogía en si mismo. El autor sugiere que, sean cuales sean las pedagogías emancipadoras dentro de las sociedades capitalistas avanzadas de hoy, deberán comprometerse en la lucha por extraer formas de vida no capitalistas de las formas de vida capitalistas… Pero bueno, el texto habla de más cosas y con mucha menos ligereza, de modo que os recomendamos vivamente su lectura 😉