El próximo sábado, 23 de noviembre, a partir de las 11h jugamos la primera partida de la primera escena de Bellvitge rol en vivo, oh, yeah!
Crear un juego de rol de estas características está resultando ser tremendamente complicado al mismo tiempo que muy ilusionante. Tras varios meses de trabajo en colaboración con el Club de Rol Necronomicon’s de L’Hospitalet, jugaremos en el Poble Espanyol de Barcelona la primera escena de este juego ambientado en los 50 años de historia del barrio de Bellvitge. La partida está abierta a todas aquellas personas que queráis jugar: para apuntaros sólo debéis enviarnos un email a la dirección hola@lafundicio.net y pagar 3€ de entrada al Poble Espanyol (lo que supone 8€ de descuento sobre su precio normal). Si venís caracterizadxs de los años 60-70 ¡mucho mejor!
Para desarrollar esta primera escena hemos contado, además de con lxs amigxs de Necronomicon’s, con la colaboración de un grupo de estudiantes del Institut Bellvitge y del Grup de Teatre Imaginari de Bellvitge i Altres Fantasmes, así como con la participación de la Banda de Música Amics de la Música de Bellvitge.
Esta primera escena, que hemos titulado Los Embajadores de Bellvitge, está basada en un episodio no muy conocido de la historia del barrio: en 1969 la empresa constructora CIDESA sorteó entre los vecinos y vecinas de Bellvitge 40 viajes «turístico-sociales» por varias ciudades de España que visitarían en calidad de ‘embajadores’ del barrio. Esta embajada fue recibida por las autoridades y habitantes de estas ciudades con quienes estrecharon lazos y a quienes explicarían las bondades de vivir en Bellvitge.
El diario La Vanguardia Española (actualmente La Vanguardia) se hizo eco en sus páginas, en lo que parecen completos publirreportajes, de la «innovadora» campaña de marketing de CIDESA, coincidiendo con la conmemoración del «quinto aniversario de su actividad constructora [en Bellvitge]», tal y como se explica en el pie de foto de la imagen que acompaña esta entrada. En esta página (edición del día miércoles, 23 de julio de 1969) se explica con gran detalle el acto de constitución de la embajada, durante el que se sortearon los viajes y actuaron artistas de relumbrón como Georgie Dann. En esta otra página (edición del día martes 30 de septiembre de 1969) podemos ver a los embajadores en su paso por Madrid, Granada y Sevilla.
Comenzamos a idear Bellvitge rol en vivo a principios de este año, y desde un inicio presentamos el proyecto al grupo de trabajo Bellvitge50, un grupo impulsado por la Associació de Veïns i Veïnes de Bellvitge y el Centre d’Estudis de L’Hospitalet, abierto a la colaboración de todas aquellas personas que quieran contribuir a la conmemoración del medio siglo de vida del barrio y en el que ya veníamos participando desde su constitución en 2011.
En un inicio, Los Embajadores de Bellvitge iba a estar ambientada en la ceremonia de constitución de la embajada, cuando se sortearon los viajes, pero finalmente se ambientará en la visita de los «expedicionarios» a diversas ciudades. Este cambio resulta de haber «engranado» Bellvitge rol en vivo con la programación del Espai 14-15.
Como explicábamos aquí, Espai 14-15 propone desplazar las actividades de mediación con públicos vinculadas al ciclo de exposiciones Arqueologia preventiva del Espai 13 de la Fundació Joan Miró al barrio de Bellvitge, en el que desde principios de año venimos desarrollando diversos procesos de trabajo cultural desde el espacio físico de LaFundició. Con el Espai 14-15 proponemos desdoblar o dislocar las lógicas institucionales del campo del arte explorando qué vinculaciones y diálogos podemos establecer entre las prácticas artísticas contemporáneas y procesos culturales que se dan en un contexto social específico que no es el de la propia institución artística.
La primera exposición del ciclo -comisariado por Oriol Fontdevila– corre a cargo de Oriol Vilanova, quien propone con su obra reflexionar sobre ciertas connotaciones históricas e ideológicas del Pabellón Mies van der Rohe y el Poble Espanyol, dos arquitecturas construidas con motivo de la Exposición Internacional de Barcelona en 1929.
El Poble Espanyol, un conjunto arquitectónico que reúne réplicas de numerosos edificios y espacios públicos de toda España, resulta un escenario ideal para jugar la escena de los embajadores de Bellvitge; precisamente el trabajo de Oriol Vilanova señala el carácter escenográfico y espectacular tanto del Poble Espanyol como del Pabellón Mies van der Rohe, una característica que, de algún modo, queremos revertir activando estos espacios como espacios de juego.
Existen varios ejemplos de instituciones artísticas que han abierto espacios y programas fuera de sus sedes; habitualmente dichos espacios y programas reproducen los modos de hacer propios de la institución artística en contextos sociales diversos, sin tener en cuenta que en estos contextos se dan prácticas culturales que podemos considerar tan valiosas y relevantes como la del arte contemporáneo. Así pues, con el Espai 14-15 no pretendemos «acercar el arte» a nuestros vecinos y vecinas de Bellvitge siguiendo una lógica colonialista e ilustradora, sino encontrar espacios de diálogo entre sus prácticas sociales y culturales y las del campo del arte contemporáneo. Al mismo tiempo esto también implica, claro está, abordar desde la práctica cultural y el arte contemporáneo los modos en que se construyen los relatos históricos y la memoria del lugar en el contexto de Bellvitge (pero sobre esto hablaremos en otra ocasión).
Resulta significativo, nos parece, que el trabajo de Oriol Vilanova haya dado pie a esta escena en que vecinos y vecinas de Bellvitge visitarán el Poble Espanyol, replicando el papel de aquellos embajadores de 1969, al mismo tiempo que revierten y transforman, aunque sólo sea de forma transitoria, la lógica espectacular del recinto, una lógica a la que también está sujeta la propia Fundació Joan Miró. Estos ‘embajadores de Bellvitge’ contemporáneos nuestros, no se presentan a la institución artística como espectadores objeto de una acción educativa, sino como sujetos que han construido colectivamente un conocimiento y una práctica y que, de algún modo, aunque sólo sea transitoriamente, tal vez desplazan y dislocan los lugares y los modos en que se legitiman y valorizan los discursos y los modos de hacer en cultura.