Este sábado acudimos al MACBA para asistir al seminario La Nouvelle Vague Porno organizado por Beatriz Preciado; dejando a un lado el interés personal que para cada uno pudiera tener el tema, nos atraía la posibilidad de descubrir un acercamiento práctico y teórico a un género cinematográfico que solemos encontrar entre los intereses destacados de los, y no tanto, las adolescentes. Esto tal vez pueda parecer escandaloso para algunos, aunque no alberguemos ninguna intención de escandalizar. La pornografía forma parte de la cultura visual de muchos jóvenes y ofrece una serie de construcciones culturales sobre el género y la sexualidad más o menos influyentes en su imaginario. Además, constituye de alguna manera, informal, no reglada, un tipo de educación sexual. Evidentemente, la pornografía no sea tal vez, ni de lejos, el mejor acceso a la sexualidad, entre otras muchas cosas, porque no es la finalidad del género; ya sólo por eso se nos antoja necesario tomar un poco de distancia y (re)pensar la pornografía, aunque no sea el principal objetivo de esta entrada.
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Por otra parte, en estos momentos, los y las participantes en projecte3* están proponiendo y estructurando sus proyectos de investigación que, a la larga, se convertirán en el «currículo» de un nuevo espacio en el instituto Joanot Martorell, autogestionado por ellas mismas. Entre las propuestas, que van desde fenómenos concretos de la cultura juvenil hasta cuestiones políticas globales, apareció, como no, la pornografía, entre la jocosidad generalizada y azoramiento de quien lanzó la propuesta. La nuestra no es una política jipi de respeto acrítico a la libertad de expresión, de otro modo, se trata de pensar en qué medida es importante la pornografía para los y las estudiantes y qué cuestiones de interés entran en juego en su difusión y consumo.
Dicho y aclarado todo esto, volvamos al seminario organizado por el MACBA: lo cierto es que el programa se iniciaba tan pronto como a las 6 de la tarde, llegamos un poco tarde y debido a la gran afluencia de público tuvimos que esperar hasta el descanso de las 10 para poder entrar, de modo que puede que nuestra crónica no sea del todo fundamentada…
El quid de la velada se concentra en la pregunta de una chica del público que, en realidad, era casi una respuesta a la introducción que Beatriz Preciado hizo de los ponentes de la sesión nocturna: Coraline Trinh-Thi, HPG y Lidia Lunch. En dicha introducción Beatriz Preciado nos habló de una escena emergente en Francia de directores pornográficos que, unidos a una parte de la intelectualidad francesa (citó tan sólo a Michel Huellebecq) estaba subvirtiendo los códigos establecidos del género al introducir elementos provenientes de la estética y la cultura gótica, del manga (imagino que en realidad se refería al hentai) y otras, donde además se subvertían las representaciones normativizadas de la sexualidad heterosexual y que hacía pensar en un movimiento renovador que, de forma provocativa, Beatriz Preciado llamaba la Nouvelle Vague Porno por analogía con la nueva ola del cine francés de mediados del siglo pasado.
El caso es que, después de visionar unos cuantos fragmentos de películas, comentadas in situ por Coraline Trinh-Thi (ex-actriz porno) ninguno de los presentes observó ningún tipo de subversión, contaminación o experimentación con el género, sino más bien una serie de películas porno típicas de los años 80 y 90. Y esto es lo que observó la avispada asistente que interpeló a la mesa. La respuesta de Beatriz Preciado fue una especie de escaqueo/transubstanciación por la cual el hecho de estar allí, en las entrañas de la institución (para quien no lo conozca, el auditorio del MACBA se encuentra en los sótanos del museo) hablando sobre cine porno era, en sí, una realización de la nouvelle vague porno ¡voilà!.
Después de esto y algunas cosas más, el rollito he-estado-en-el-lado-salvaje-de-la-vida de Lidia Lunch acabó por aburrirnos y nos fuimos a tomar unas copas.