Os dejamos la crónica del primer encuentro L’H CAP A ON? Debat col·lectiu sobre les polítiques culturals i el futur districte cultural a L’Hospitalet, centrada en las intervenciones de Montse Santolino y Rubén Martínez. Podéis descargarla en catalán y castellano y en formato pdf aquí y también tenéis los audios completos de sus las intervenciones de Montse Santolino y Rubén Martínez aquí y aquí respectivamente.
Aprovechamos para recordar que la fecha propuesta para un segundo encuentro es el 13 de marzo. Del debate posterior a las charlas resultó clara la propuesta de que dar continuidad a la inciativa y de que este segundo encuentro sirviera para mapear actores e iniciativas culturales en la ciudad, así como las redes de apoyo existentes en el territorio. Por este motivo, el grupo impulsor del primer encuentro convoca a una reunión preparatoria el miércoles 4 de marzo a las 19h, en la sede dels Grallers Bellvitge (Avda. Mare de Déu de Bellvitge, 190 L’Hospitalet) en el espacio físico de LaFundició (c/ Prat, 11, baixos 2, Bellvitge, L’Hospitalet) a la que invita a asistir a todas aquellas personas interesadas en sumarse y aportar a este proceso abierto, ciudadano y colectivo.
Crónica del 1er encuentro L’H CAP A ON?
Divendres 13/02/2015, Espai Salamina
La presentación del encuentro fue realizada por Víctor Gómez y Francisco Rubio. Víctor, miembro de Laboratori Teatral Patates amb Suc, puso sobre la mesa algunos de los motivos que han llevado a un grupo de vecinxs del L’Hospitalet relacionados de diferente forma con la cultura a impulsar esta idea.
Por un lado la intuición de que se respiraba la necesidad de crear dicho espacio de encuentro, intuición que podemos considerar confirmada por la afluencia, superior a las expectativas más optimistas del grupo impulsor. Este espacio de encuentro no se concibe de forma negativa, es decir, reactiva a las políticas de las administraciones públicas respecto a la cultura, si no de forma positiva y propositiva.
Por otro sin embargo, es cierto que la aparición en escena del proyecto de distrito cultural en L’Hospitalet tiene su importancia, puesto que si en las políticas culturales de la ciudad tienen tanto peso iniciativas que están más relacionadas con el urbanismo que con la regeneración cultural, se hace necesaria una respuesta.
A continuación Francisco, socio de la cooperativa de trabajo cultural LaFundició, introdujo algunos matices más respecto a la propuesta de encuentro planteado. Concretamente hizo explícita la intención de superar ciertas dicotomías que suelen aparecer en reuniones de carácter abierto sobre problemáticas culturales: la distinción entre lo profesional, lo comunitario y lo amateur y la dialéctica dentro/fuera: los agentes que llevan tiempo operando en la ciudad frente a los recién llegados.
Asimismo se puso sobre la mesa desde el principio la intención de darle continuidad a la iniciativa más allá de este evento puntual y de abrir el grupo impulsor a todxs aquellxs que tras la conclusión del encuentro así lo deseasen.
A continuación llegó el turno de las dos personas invitados a abrir el debate: Montse Santolino y Rubén Martínez. Montse Santolino es periodista y vecina de La Florida, uno de los barrios de L’Hospitalet; investigadora de las luchas y proyectos culturales en la ciudad; el propósito de su intervención era hacer un repaso del campo cultural de la ciudad en los últimos 35 años. Por su parte Rubén Martínez, investigador en cultura, miembro de La Hidra, del Observatorio Metropolitano de Barcelona y del Institut de Govern i Polítiques Públiques de la UAB tenía encomendada la tarea de enlazar el cuadro elaborado por Montse con una introducción al concepto de distrito cultural.
Montse realizó un relato que aunque, según sus propias palabras, marcado por su propia biografía como activista, fue preciso a la hora de abordar los principales puntos de interés de la historia cultural reciente de L’Hospitalet. Comenzó lanzando una hipótesis: no existe una identidad, una articulación fuerte, del tejido cultural. Para Montse, a la hora de explicar dicho fenómeno hay que retrotraerse 35 años. Concretamente hizo hincapié en señalar la desarticulación de los movimientos vecinales por parte de los partidos políticos del momento como uno de los principales inputs a tener en cuenta. Existe un paralelismo muy claro entre el momento histórico y político actual y los años donde se forja la Cultura de la Transición —en palabras de Guillem Martínez—, siendo este episodio histórico una «oportunidad perdida» de la que aprender para no cometer los mismos errores.
Del 75 al 82 se dan unos años de experimentación, una cultura popular muy ligada a la calle. Apoyándose en su propia vivencia, destacó el Centro Social de La Florida por ser un caso que conoce de primera mano. Espacios como éste, funcionaron como focos de catalanización sin que esto entre en contradicción con su carácter popular de base en barrios con una gran cantidad de población migrante, proveniente de otras comunidades autónomas. «El concepto de cultura no estaba separado de todo lo demás» concluyó. A partir del 82, la riqueza social y cultural que se produce en ese tiempo va decayendo en paralelo a un progresivo proceso de «gestionalización» de la cultura. La incentivación del asociacionismo se utiliza como correa de transmisión de las políticas gubernamentales, las Comisiones de Fiestas, se convierten en un centro de poder muy importante. Tecnificación, burocratización, sectorialización, desactivación, clientelización son algunas de las palabras utilizadas para describir dicho desplazamiento «Ya no hacemos la cultura, nos hemos convertido todos en usuarios de la cultura». Esta fragmentación, ayuda a que no exista una visión global de la cultura en L’Hospitalet en los años posteriores.
Como consecuencia se produce una división de las iniciativas y de los públicos que Montse propone nombrar de una forma curiosa: «Telecinco, La Dos y La Directa». Dentro de una clase social existen diferentes subclases, a la hora de entender la cultura, que no se reconocen entre si. Existen una serie de manifestaciones culturales de origen popular que devienen los principales hitos para una mayoría de la ciudad. Es el caso del 15 + 1, un hito cultural que mueve a grandes públicos, que trasciende como evento las fronteras de L’Hospitalet y que se convierten por tanto en un espacio de poder político y que se llevan buena parte de los recursos económicos destinados a la cultura.
Por otro lado estarían experiencias como el TPK o la especialización de la Biblioteca de La Bóbila en novela negra que se caracterizan entre otras cosas por suponer experiencias aisladas, fruto más bien de esfuerzos individuales o de grupos de afinidad reducidos que de una red de soporte.
Finalmente con La Directa podemos asociar lugares como el Centro Social de La Florida, más tarde La Vakería o ahora más recientemente L’Astilla o La Locomotiva que en buena medida serían el reducto donde se ha mantenido la cultura construida comunitariamente y el contexto más ajeno a esa clientelización que identificó a lo largo de su interveción como principal problema cultural de L’Hospitalet.
Antes de terminar, Montse deja el siguiente apunte acerca del devenir de la cultura en L’Hospitalet: lo que está por venir en el futuro más inmediato se está gestando en los espacios de socialización de las personas migrantes: bolivianas, dominicanas… Los bares son un lugar donde han surgido muchas de las iniciativas culturales de la ciudad y los bares, ahora, pertenecen a las nuevas personas migrantes. Por ultimo agregó que, si iniciativas como esta, refiriéndose al encuentro, cunden en L’Hospitalet, podrían ser capaces de tener un efecto multiplicador en toda el área metropolitana.
A continuación Rubén trató de enlazar este diagnóstico con las nuevas formas de gobernanza de la cultura. Rubén trae impreso el documento sobre el distrito cultura que se difunde desde el L’H ON, «no es muy original» afirma y es que el recurso del distrito cultural se está convirtiendo en un clásico entre las estratégias de gobernanza y «regeneración» urbana contemporáneas. Rubén porta consigo también un texto que David Panos escribio hace doce años para la revista MUTE: Create Creative Clusters, las ideas fuerza del artículo serán la base de su intervención a la hora mirar con ojos críticos el proyecto de distrito cultural en Santa Eulàlia.
Aunque el informe de L’H ON «es más de lo mismo» hay una frase que llama la atención en el documento por la lucidez con la que se describe lo que realmente hay detrás de este tipo de operaciones: «No se trata de mercantilizar la cultura sino de humanizar la economía». Esta frase remite a Rubén a alguno de los trabajos anteriores desarrollados dentro de YP en torno a la genealogía de las relaciones entre cultura y economía. La concepción original del concepto de industria cultural acuñado por Adorno y Horkheimer en los 40 es reapropiada 30 años más tarde por la Unesco para transformarla en el de las industrias creativas y convertirla en una forma de regeneración urbana. Una de sus expresiones en el contexto cercano se encuentra en las fábricas de creación de Barcelona. Pero el plan que se cierne sobre Santa Eulália habla de industrias creativas y éstas «no tienen nada que ver con la cultura» o «al menos, con la cultura de la que hablaban Adorno y Horkheimer ni siquiera la Unesco» ¿por qué? Porque al hablar de industrias creativas se habla de publicidad, se habla de desarrollo de software, de moda, de televisión, de comunicación…
Las industrias creativas no son sólo el resultado de la culminación de la economización de la cultura, no son «el primo lejano» de las industrias culturales; son un nuevo modelo económico para las ciudades que antes vivían de un tejido industrial y que ahora quieren instalarse en la economía del conocimiento, etc. Eso son las industrias creativas, el resultado no sólo de la economización de la cultura sino también de la culturización de la economía. Estas actividades tienen la capacidad de crear marca para la ciudad puesto que generan distinción social, marcas de distinción en el territorio, en palabras de David Harvey. Las
industrias creativas y los distritos creativos son, de algún modo, performativos: ¿Cuándo comienzan a existir? Cuando son enunciados. Se regenera el tejido a bajo coste, simplemente poniendo en valor su supuesto capital creativo.
Por otro lado se trata de también de fomentar la culminación de ciertos procesos estructurales: en todas las zonas periféricas de las ciudades se dan, en contextos de crisis, procesos de segregación social, de distribución no homogénea en el territorio de la población según niveles de renta.
De las conclusiones del estudio Rubén destaca también que según Panos la clase local trabajadora no se enriquece con el proceso. Como resultado de ello, y teniendo como premisa que el suelo se encuentra bajo un régimen de propiedad capitalista de oferta y demanda, se produce una progresiva expulsión de dichas poblaciones. Es decir lo que llamamos por incorporación del inglés, gentrificación. Otro de los efectos que se da es que los centros sociales de gestión comunitaria y otros espacios que no entran en estas formas de institucionalidad, etc. también están condenados. En los distritos culturales, se regula para hacer desaparecer en última instancia espacios de estas caracterísiticas.
Por último y enlazando con el inicio de la intervención, lo que provocan este tipo de formas de gobierno de lo urbano es la capacidad de sistematizar y poner a trabajar toda una serie de recursos producidos socialmente (la memoria del territorio, infraestructuras públicas…) sin que haya ningún tipo de medidas redistributivas.
Ante este panorama, Rubén menciona toda una serie de políticas y recursos que no están en la matriz de los distritos culturales y que darían lugar a una concepción distinta de lo urbano: las prácticas de cultura libre, la gestión cooperativa de la ciudad, la economía social solidaria, etc. Sin embargo estas operaciones, suelen funcionar ¿Por qué? Y ¿Por qué se interpela al sector cultural en ellas si en el fondo no tienen que ver con la cultura? Para contrarrestar políticas como las que están sobre la mesa en Santa Eulália hacen falta según Rubén una organización previa que permita no actuar de forma reactiva sino con un seguimiento, una auditoria continuada de las políticas públicas y el sector cultural no es dado en general a la organización en términos de clase, más bien solipsista y centrado en sus propias doctrinas. Con esta provocación sobre la mesa nos fuimos al descanso, a la vuelta se dio un interesante debate entre el, por qué no decirlo, nutrido y heterogéneo grupo de personas que se dio cita en Carrer Salamina del que esperamos pueda llegar a surgir alguna iniciativa organizada que pueda encarar ese seguimiento.
Otro de los propósitos explícitos del encuentro era el de salir del mismo con alguna propuesta concreta de continuidad. En este punto hubo un gran consenso sobre la necesidad de organizar un siguiente encuentro y que éste sirviese para conocernos y saber qué está haciendo cada unx de nosotrxs, como agentes culturales, en la ciudad. Se apuntó la posible fecha del 13 de marzo para la organización de este encuentro. Asimismo se recogió una lista de correos a fin de continuar la comunicación y abrir la organización de este segundo encuentro a todas aquellas personas que quieran incorporarse al grupo impulsor, posibilidad que, aprovechamos para decirlo, está abierta a cualquier persona que esté interesada 😉