Llegamos al final de nuestro micro-ciclo de cine documental La ciudad ganada, la ciudad perdida con la proyección de Gitanos sin romancero, película rodada por Llorenç Soler en 1976 que muestra el proyecto de construcción de un grupo de viviendas sociales para una comunidad gitana en los alrededores de Pontevedra.
Será el próximo jueves 24 de abril a las 19h en el Institut Bellvitge, y nos acompañarán en el debate posterior a la proyección Juana Fernández y Mercedes Gómez, representantes de Lachó Bají Calí (asociación cultural romaní del Gornal) y Santiago Cirugeda (arquitecto).
Gitanos sin romancero sea quizás uno de los pocos documentos audiovisuales que ofrezca una representación de los modos de vida y la situación de los gitanos en las periferias urbanas de los años 70; precisamente cuando muchos de los asentamientos informales que habitaban fueron derruidos y substituidos por polígonos de vivienda en los que fueron reubicados. La falta de servicios y las grabes deficiencias urbanísticas de estos barrios se subsanaron gracias a la movilización vecinal; este es, muy esquemáticamente, el relato sobre muchos barrios de la periferia urbana como Bellvitge. ¿Qué papel jugaron grupos ‘minoritarios’ como los gitanos en este período histórico?¿tuvo alguna particularidad?¿fue relevante?¿cómo influyeron las formas de discriminación social a las que tradicionalmente se han visto sometidas las personas gitanas? Lo que parece claro es que nos faltan representaciones y narraciones que nos ayuden a responder a estas preguntas.
Por otro lado podemos preguntarnos cual fue el papel de los arquitectos en todo este asunto y de qué manera los preceptos del racionalismo para la vivienda social, bastante extendidos en aquel momento entre la profesión, se vieron alterados por procesos sociales y económicos que les sobrepasaron. La experiencia de Santiago Cirugeda en el poblado de As Rañas, en la periferia de A Coruña, guarda muchas similitudes con el de Pascuala Campos y César Portela en el Poio de Pontevedra que muestra Gitanos sin romancero, aunque encontramos una diferencia sustancial en tanto que Cirugeda trabajó directamente con los vecinos y vecinas en su rehabilitación en lugar de planificarla desde su posición de ‘experto’. En realidad este modo de proceder puede encontrar un precedente también en muchos barrios como Bellvitge, donde algunos planeamientos fueron diseñados por los vecinos y vecinas con la colaboración de arquitectos que «bajaron» a los barrios para aportar su saber técnico, tal y como explican los protagonistas de La ciudad es nuestra, película que pudimos ver en la segunda sesión del ciclo.
El ciclo de cineforum La ciudad ganada, la ciudad perdida, forma parte de los procesos de trabajo del proyecto Espai 14-15, se vincula a la exposición Doble autorització de Lola Lasurt en el Espai 13 de laFundació Joan Miró en el marco del ciclo Arqueologia preventiva comisariado por Oriol Fontdevila.