Por un lado, Canal Canatun proponía a los niños y niñas de la escuela El Martinet (Ripollet, Catalunya) y a los niños y niñas participantes en las actividades del centro artístico Artellewa en el barrio de Ard El Lewa (Giza, Egipte), dentro del área metropolitana de El Cairo, establecer procesos creativos que les permitan analizar sus paradigmas culturales en relación con otros y participar de manera más activa en la vida social y cultural de su barrio. 2010-2011.
Como en otros proyectos, proponemos utilizar el aprendizaje cooperativo, el trabajo en equipo, el conocimiento compartido y la construcción colectiva de ese conocimiento como herramientas para la auto-organización de la identidad y la cultura propias.
Canal Canatun no quiere limitarse a la celebración de la diferencia ni al conocimiento de otras culturas, sino que quiere fomentar la aparición de lo que Peter McLaren denominó «identidades trans-fronterizas»1.
Canal Canatun se estructura como una investigación colaborativa entorno de las identidades culturales, partiendo de la representación y la investigación entorno al uso cotidiano de los espacios públicos y los espacios domésticos. Parte de estas representaciones y de este proceso de investigación se realizan mediante un trabajo gráfico y textual sobre un libro en blanco editado por LaFundició y que se acompaña de unas «instrucciones de uso» que lo estructuran en diversas secciones. Dentro del marco conceptual que se propone mediante estas instrucciones y divisiones del libro en blanco, los participantes tienen libertad para tratar de manera creativa los ámbitos de investigación propuestos.
El resultado de este trabajo analítico realizado con medios gráficos ha de servir para pensar, definir y realizar los contenidos de un canal televisivo que se aloja en www.canalcanatun.net. Este canal recogerá y pondrá en relación los vídeos realizados por los niños y niñas del centro de arte Artellewa en Egipto con los que graben en Ripollet los alumnos del Martinet.
Mediante este canal se quiere establecer un diálogo trans-cultural entre dos barrios en dos países situados en riberas casi opuestas del Mediterráneo y enmarcados en la polaridad Oriente/Occidente.
Desde LaFundició encontrábamos necesario abordar de manera interrelacionada, a través de una práctica artística colaborativa e integrada en dinámicas educativas preexistentes en el territorio, dos fenómenos: la construcción de la identidad cultural de comunidades estigmatizadas por motivos sociales y culturales y el uso de los medios audiovisuales. Por añadidura entendemos que estos procesos han de servir para que niños y niñas en edad escolar propongan otras representaciones de la realidad, más próximas a sus deseos y en este sentido, que puedan ser agentes activos en la creación de su entorno.
Como decíamos, proponemos como centro de interés de Canal Canatun un análisis de las respectivas realidades culturales entendiendo, en línea con el pensamiento de Michel de Certau, que la reflexión sobre nuestras prácticas cotidianas nos da un poder y un margen de acción para actuar y subvertir construcciones que nos vienen impuestas.
La investigación participativa se realiza con la colaboración de los centros educativos y los propios estudiantes. En el caso de Egipto el peso y el margen de acción de la educación informal es mucho más amplio que el de la educación formal, que padece unas condiciones muy precarias; así, en este caso es en el centro de arte Artellewa donde encontramos un grupo de niños y niñas que participan regularmente de las actividades culturales y educativas que tienen lugar allí.
La metodología empleada en el diseño de los contenidos de Canal Canatun quiere propiciar la toma de conciencia sobre las formas en que se construyen las representaciones sobre la propia identidad cultural. Para estructurar los contenidos cada uno de los participantes dispondrá de un libro en blanco acompañado de una serie de indicaciones y sugerencias para organizar la información que se volcará en él; estos libros se pondrán en común periódicamente con el objeto de establecer los intereses y debatir los contenidos que más tarde formarán la programación de Canal Canatun.
El libro se divide en dos grandes bloques: uno que tratará sobre lo público y otro que tratará sobre lo doméstico.
A cada uno de estos bloques corresponde una mitad del libro, pero estas dos partes no están situadas linealmente, es decir, una detrás de la otra, sino que ocupan dos bloques de páginas situados uno al lado del otro. Esta disposición de las páginas quiere fomentar que se puedan dar asociaciones y comparaciones entre uno y otro bloque conceptual.
Así mismo cada uno de los dos bloques (superior e inferior), se dividen, ahora sí, secuencialmente, en cuatro partes, una detrás de la otra, marcadas por una página de color rojo, verde, amarillo y azul: Como puede verse en las instrucciones del libro, cada uno de los colores corresponde a un subapartado dentro de los bloques principales (los cuatro subapartados son iguales para cada bloque): azul para el apartado ‘Gente’, rosa para ‘Rutinas’, amarillo para ‘Espacios’ y verde para el apartado ‘Sueños’. En las instrucciones se explica qué tipo de observaciones se pueden hacer en cada uno de estos subapartados aplicados a cada uno de los bloques. De nuevo, la división del libro en dos bloques permite combinar y encontrar relaciones entre elementos diversos que aparentemente no tenían y ver así qué tipo de acciones hace un mismo personaje o colectivo en ámbitos diferentes.
La primera exposición del proyecto Canal Canatun se inauguró el 24 de diciembre de 2009 en el espacio Artellewa (Giza, Egipte). En la muestra se pudieron ver los trabajos realizados por los niños y niñas de Ard El Lewa durante los dos meses anteriores: los libros, una serie de cartografías del barrio i de los espacios domésticos que se expusieron dibujados sobre piezas de tela que simulaban pequeños manteles, los vídeos que se pueden ver en el sitio web de Canal Canatun y fotografías tomadas durante la investigación por el barrio.
La exposición se organizaba como un pequeño apartamento, un espacio doméstico, aunque en el límite del espacio público. Más imágenes de la exposición aquí.
Ard El Lewa es una de las «áreas informales» más representativas del área metropolitana de El Cairo. En la capital egipcia se conocen como «áreas informales» aquellos distritos que fueron construidos de manera ilegal sobre terrenos anteriormente dedicados a la agricultura a las afueras de la ciudad. Estas barriadas fueron levantadas durante los años 70 y acogen desde entonces a inmigrantes procedentes de muy diversas áreas de Egipto. En este contexto el artista egipcio Hamdy Reda, residente él mismo en Ard El Lewa, abrió en 2007, con el apoyo de diversos agentes culturales, el espacio de arte Artellewa en el que se organizan exposiciones, residencias y actividades culturales.
Can Mas es uno de los barrios a las afueras de la pequeña población de Ripollet, en la comarca del Vallés Occidental, y por lo tanto, en uno de los extremos del área metropolitana de Barcelona. Al igual que Ard El Lewa, Can Mas se formó durante los años 60 y 70 para recibir al gran número de inmigrantes que acudieron a trabajar en las industrias de la zona desde diversas zonas de España. En la actualidad una segunda oleada de inmigrantes, en esta ocasión procedentes de fuera de las del estado español, está instalándose en el barrio, que afronta el paulatino desmantelamiento de la producción industrial. La escuela pública El Martinet se establece en este barrio como un proyecto pedagógico singular, especialmente abierto a la interacción con el contexto social.
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1 La propuesta no trata de situarse en el lugar del otro para conocer o tratar de experienciar su identidad -ya sea su cultura, sus modos de vida o incluso para obtener un vivencia de los conflictos raciales y/o culturales que le afectan-. Por el contrario, nos queremos acercar a lo que Peter McLaren denominó ‘identidades transfronterizas’. Nos referimos a la posibilidad de ‘ponerse en la situación del otro’ entendida no como un simulacro de sus condiciones de existencia, sino como un ejercicio real de descentralización de la propia identidad, que se entendería entonces como una identidad ‘otra’ para el otro. Se trataría de dejar de ver la identidad propia como la «normal», es decir, dejar de entender los patrones culturales propios como el medio establecido que regula y valora las demás identidades. Esto no implica una renuncia a cualquier ejercicio crítico respecto a los mecanismos de opresión y las desigualdades sociales que las prácticas culturales del otro puedan generar, aunque se ha de evitar establecer esta crítica desde una posición que asuma como norma las propias desigualdades.