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Producir cultura
5.5.08


Hace ahora una semana tuvieron lugar en La Capella (Barcelona) las jornadas de presentación de los proyectos seleccionados en la convocatoria BCN Producció 08, una convocatoria que tenía como objetivo “incentivar y dar apoyo a la producción de los artistas de la ciudad de Barcelona y su área de influencia“; más allá de las habituales polémicas entorno a los artistas escogidos por el comité de selección (formado por Amanda Cuesta, Eloy Fernández-Porta y Martí Manen), la convocatoria ha suscitado un debate bastante más útil entorno a los modelos de producción que podrían o deberían implementarse desde las políticas oficiales y más concretamente desde plataformas como BCN Producció (vinculada esta al Institut de Cultura de Barcelona). Aunque los organizadores han insistido en que la iniciativa se definía como “un marco de trabajo centrado especialmente en el proceso metodológico, en las dinámicas de trabajo y seguimiento” entendido como “una condición prioritaria para consolidar, posteriormente, unas estructuras sólidas de promoción y difusión para el contexto artístico barcelonés“, se ha criticado que la convocatoria acabase resultando ser demasiado semejante a un concurso al uso en el que el premio final habría sido la exposición final de La Capella, producida, eso sí, sin la habitual precariedad en la que se desarrolla el trabajo de los artistas.

En realidad, la controversia se desató a raíz de las jornadas de presentación mencionadas al principio de esta entrada que, a pesar de la intención inicial de los organizadores, parecieron venir a reforzar en cierto sentido la dinámica de “ganadores” y “perdedores” propia del formato concurso. Este punto parece ser el que venían a señalar las YP en este post, al que siguió un reguero de comentarios.

De ese debate destacaríamos a modo de conclusión que no se debería reducir la idea de ‘producción’ a una cuestión de ‘financiación’, entendiendo que la producción engloba a un conjunto extenso y complejo de procesos que resultan en la creación de valor (simbólico y económico). Esta consideración resulta especialmente necesaria en el contexto barcelonés en tanto que las políticas culturales municipales están poniendo el acento precisamente en la idea de producción y cuyo signo más visible son las famosas “fábricas de creación cultural”. Nosotros nos preguntamos si un enfoque verdaderamente “holístico” sobre esta cuestión debería no limitarse a la observación de procesos ligados en un sentido estricto a la producción cultural (como la formación, la investigación, el desarrollo o la mercantilización de las producciones artísticas) sino extenderse al análisis de toda la serie de tensiones y negociaciones que dentro de la sociedad en su conjunto, resultan ‘de’ y ‘en’ la valorización de dichas producciones; unas tensiones y unas negociaciones en las que se ponen en juego cuestiones relativas al poder y la construcción de las identidades.

Por último linkar aquí un par de propuestas que tratan o han tratado de un modo directo algunas de estas cuestiones, por un lado, PILOT PROGRAMS: Alternative support structures for artistic production, un panel de discusión organizado por Temporary Services a finales del año pasado en el que se invitó a Sara Black, Brett Bloom y Brian Holmes a debatir sobre prácticas artísticas que reinterpretan las presentes estructuras públicas y privadas de apoyo a la creación o que directamente crean sus propias infraestructuras y medios de producción, y por otro La Fàbrica Transparent, una iniciativa ahora mismo en curso, puesta en marcha por Octavi Comerón que tiene como objetivo “abordar un debate entorno a ciertos retos e interrogantes que afronta la práctica artística en relación con las nuevas formas de producción en la llamada sociedad del conocimiento, […] y la redefinición del espacio económico, político y social que el arte puede ocupar en este nuevo contexto“.

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