Vista de la exposición Art for change en SPACE (2006)
El sábado pasado asistimos en Calaf a la inauguración de la primera parte de la “exposición expandida” Local | Visitant, que se enmarca dentro del proyecto Idensitat. Se vio reforzada nuestra idea paranoica de que hordas de artistas socialmente sensibilizados, huyendo de sus torres de marfil, están tomando las calles y utilizando el “corpus social” como material plástico para sus obras de arte. Por supuesto, quien esté libre de culpa que tire la primera piedra, así que no sin ánimo autocrítico y por ganas de polemizar recuperamos hoy este texto de Peter Suchin aparecido hace algunos meses en la revista Mute y en el que aborda las siempre espinosas relaciones del arte con “la realidad”.
El texto es especialmente punzante por cuanto se centra en la exposición “retrospectiva” que los SPACE studios dedicaron a Loraine Leeson bajo el título Art for Change. Loraine Leeson sea tal vez una de las figuras más reputadas de lo que algunos han dado en llamar community based art, social art o incluso political art (que es el término que utiliza Peter Suchin para describir sus trabajos). Suchin señala como el modo en que se han gestionado cuestiones referidas a la autoría y la difusión de los trabajos de Leeson y sus colaboradors reafirma las jerarquías establecidas de expertos y no expertos, artistas y no artistas, “representadores” y representados, y perpetúa la figura del artista como “agente de la legitimación burguesa”. Nos parece que este es un mal menor derivado del proceso de museificación de dicho trabajo; tal vez sería únicamente pertinente juzgar la eficacia de aquellas intervenciones en el momento y contexto social en que se dieron.
Ahora bien, la cosa se agrava cuando, como señala Carmen Morsh (research consultant del programa de mediación artística de la
pasada Documenta) “the potential of art as a means for education and social inclusion has become the most important criteria [sic] for public funding of a project … What was in the ‘90s still unique [i.e. Leeson’s position as an avant-garde teacher] … now belongs more and more to the daily business of English art institutions, which today, can gain artists with an international reputation as collaborators for their educational projects“. De este modo, señala Suchin, artistas/educadores como Leeson no suponen ya una oposición a los canales de la educación y la cultura oficial, sino que operan en línea con los modelos establecidos de introducción a la alta cultura. Para rematar la jugada Suchin termina su artículo con esta demoledora cita de Demetra Kotouza extraída de su artículo Lies and mendicity: “Encouraging schoolchildren to make ‘art’ about their experience of disenfranchisement and exclusion is, intentionally or not, nothing less than the neutralising of dissent in advance of its potential manifestation”.